¡Que Mirada! ¡Que Labios!

Hoy, como siempre viajando en un día común y silvestre, pues es Lima, solo se dirigía hacia lugares ya siempre transitados, llegando al lugar de destino se puso hacer lo de siempre, sin presentimiento de un día distinto, tal fue que en horas de partida hacia el lugar en contra, por un instante su alma necesitaba esa alma, mirándola fijamente, desviando de ves en cuando, pero ahí estaba esa atracción, pensó como ubicarse cada ves más cerca, pues, lo quería así, después de minutos, ya todo estaba más cerca, esta alma se sentía destinta a otra veces, creyó en ese instante que podía cambiar su rumbo, y aun lo cree, quizá en algún momento, porque ya se creó aquel vacío existencial, y en algún vacío existencial distinto se conocerán aquellas almas, por que ya lo existe. ¡Que mirada!, ¡Que labios!

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